3 de junio de 2010

Blow by Blow


Para todo explorador de la música y melómano se hace vital estar siempre en permanente búsqueda y siempre al acecho. Si a eso sumamos la facilidad con la que hoy día se accede a discos actuales y a discos de hace 30 años, pues se da la paradoja de que algunos no tan viejos descubrimos joyas en grabaciones de antaño.
Resulta que llevaba años con la curiosidad de saber cómo sonaban los álbumes de Jeff Beck, sobretodo el "Blow by Blow". He leído y releído infinidad de comentarios acerca de Jeff Beck, su biografía, cómo ha trancurrido su carrera musical, etc... pues por unas cosas u otras hace poco que me hice con tan ansiado disco para mí. Lo normal es que después de generar tales expectativas, sea lo que sea, te deje un poco cual café descafeinado, o cerveza sin alcohol... y como al parecer el destino nunca está carente de cierta ironía, ahí estaba yo devorando canción a canción el "Blow by Blow" como cuando esperas que tu grupo favorito saque lo último, el primer single.

Esas las premisas y las condiciones... la realidad se volcaba en temas funkys con órganos enloquecidos, con baterías de la época de estas a caballo entre el jazz y el rock progresivo. Y guitarras... guitarras no hay tantas como en el "guitars" de Mike Oldfield, pero qué bien puestas están. Este disco coloca a Beck entre mis compositores y guitarristas favoritos, entre los que más conmueven y transmiten, entre los que con sólo una nota son capaces de estremecerte a golpe de bending.

"Blow by Blow" es un discazo, un referente, una obra maestra de la música y un disco que supongo sería bastante alternativo en la época que salió al mercado. Si le añadimos que es de esos discos en los que un tema enlaza con el siguiente, y que invita a escucharlo del tirón, podemos concluir que no se trata de un disco común.

Mi favorita, y sin que sirva de precendete, esta vez no es la más larga del disco... mi favorita es "Scatterbrain" por tener uno de los más geniales riffs de guitarra e imposibles de la historia, y adornarlo tan magistralmente con violines y órganos. La primera vez puede que suene raro y extravagante, pero a la segunda escucha Beck te ha cautivado a golpe de púa en esa gibson tan peculiar que gastaba en aquella época, y con la que le retrataron en la genial portada del álbum.

Desvelando los entresijos de grabaciones pasadas podrías teletransportarte al futuro y no sentirte extraño, ni extravagante, ni fuera de lugar...

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